
En las sillas de una cafetería, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Frambel Lizárraga Salas, recuerda lo difícil que es dejar costumbres, ciudad, familia, amigos, comida y hasta el clima para buscar nuevas oportunidades, además de crecimiento personal y profesional.
Al concluir su carrera de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), en Mazatlán, Sinaloa, donde vivió por muchos años, decidió mudarse a la Ciudad de México, pues quería una mayor especialización en temas de periodismo y comunicación.
“Me gustaba mucho el trabajo de los medios de comunicación. Varios profesores de la UAS me comentaron que existía un programa de becas por medio de Conacyt para que los estudiantes pudiéramos continuar con los estudios de posgrado, por ello comencé a revisar las maestrías que tenía la UNAM. Hice los trámites y me aceptaron”, recuerda.
-¿Cuáles son sus estudios de posgrado?
-Estudié la Maestría en Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM con especialización en periodismo y comunicación política. Después hice mi doctorado en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Ciencias de la Comunicación en la misma facultad. Actualmente hago una estancia posdoctoral en la línea de género y comunicación, en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM.
-¿Cuál fue su proyecto de investigación durante la maestría?
-Antes de venirme a vivir a la Ciudad de México, asistí a un programa de verano científico en la Universidad Autónoma Metropolitana de Azcapotzalco, ahí empecé a trabajar, con algunos maestros, el proyecto sobre la Ley de Acceso a la Información Pública y cómo afectó al periodismo de investigación. También, el maestro Nery Córdova, de la UAS, me dio sus observaciones.
La también periodista tuvo su primer acercamiento con los medios de comunicación cuando ganó un concurso de artículo de opinión que el periódico Noroeste realizó para los jóvenes de entre los 18 y 24 años. Quien ganaba escribía en la sección editorial, del mismo diario, durante un año. “Después de ese periodo me invitaron a trabajar como reportera en la sección local ahí estuve durante tres años, hasta que decidí estudiar la maestría”, dice con emoción.
-¿En qué otros lugares laboró?
-Un tiempo estuve en el semanario Rio Doce en la sección cultural; en Canal 7 realicé mis prácticas como guionista de los noticieros y reportera; En la Ciudad de México fui reportera de análisis de medios de comunicación y política en la Revista Zócalo y hasta la fecha sigo, pero sólo como articulista.
-¿Cuáles son las mayores satisfacciones de hacer periodismo?
- El periodismo me permite conocer a personas del ámbito público que tienen mucho que aportar con sus obras y conocimiento. Además, puedo seguir actualizada y estar al tanto del acontecer diario.
Además de estos logros, varios trabajos de la periodista sinaloense han tenido trascendencia, gracias a sus dos géneros preferidos: la crónica y el reportaje. “Recuerdo el caso del presidente municipal, Jorge Rodríguez Pasos, quien fue destituido del cargo por golpear a su exmujer. Ante el escándalo, su exesposa se escondió de los medios de comunicación para no dar declaraciones. Gracias a un contacto, pude saber en dónde se encontraba resguardada, por cierto, era en la casa de un exfuncionario del Gobierno del Estado de Sinaloa. Con ello, tuve la exclusiva y posteriormente los otros medios de comunicación comenzaron a publicar; así me pasó varias veces", dijo emocionada, entre risas.
Para Lizárraga, existen algunas diferencias entre ejercer el periodismo local y nacional. “La mayoría de las noticias que se cubren en los estados son regionales o locales y se quedan sólo ahí. Si es muy relevante puede trascender, sin embargo, el periodismo regional es muy importante, pues los habitantes se mantienen informados de lo que pasa en su comunidad. Hace falta que en los medios de comunicación locales apoyen más el periodismo de investigación. En tanto, la mayoría de los periodistas asesinados, pertenecen a medios locales y los casos quedan impunes, en este sentido no hay protección por parte de los dueños de los medios de comunicación locales”, subraya con preocupación.
-¿Qué podrían hacer los periodistas locales o estatales para ejercer libremente la profesión?
- Aunque ya existen varias asociaciones de periodistas regionales, no existe unión entre ellos y hay apatía, porque muchos piensan que mientras a ellos no les toque, no tienen por qué involucrarse. Tienen que ser más constantes en exigir a las autoridades de no dejar pasar ningún acto de amenazas. Los dueños de los medios de comunicación locales deberían proteger más a sus empleados y darles esa protección.
Además de ser periodista e investigadora, Lizárraga es profesora de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. “Cuando terminé mi maestría fui con la coordinadora de periodismo de la carrera, quien fue mi maestra, para expresarle mi inquietud de trabajar como docente. En ese tiempo, una maestra dejó unas materias de periodismo, porque se fue a trabajar a otro lugar y ahí fue cuando tuve la oportunidad; estoy por cumplir siete años impartiendo clases”, comenta.
Pero el impartir clases le deja más que un simple gusto, una oportunidad para continuar en el periodismo y combinar la práctica con la teoría, además de poder apoyar a otros que están interesados en esta materia.

-¿Qué puede decirle a los estudiantes de las carreras de comunicación y periodismo?
-Les puedo decir que lean mucho y que siempre se mantengan informados de periódicos locales, nacionales e internacionales; que escriban y que busquen los espacios para publicar sus trabajos; que se preparen y especialicen, mientras más especializados tendrán más oportunidades en el campo laboral.
Aunque ya tiene 10 años viviendo en la Ciudad de México, Lizárraga piensa quedarse más tiempo en la capital, pues tiene la facilidad de visitar a su familia en vacaciones, pero quiere trabajar más tiempo en la facultad y hacer otras investigaciones. “En Mazatlán, desafortunadamente, no existe el mismo apoyo para estudios de posgrados e investigación. A mediano plazo o si surge una buena oportunidad, me gustaría regresar”, finaliza con una sonrisa.