
Quise aprovechar este espacio para expresar mi descontento sobre un fenómeno que ocurre en la industria cinematográfica hollywoodense, que es para bien o para mal, la que más se consume en el mundo.
Checando la cartelera (28 de marzo del 2017) me di cuenta que había en ella, casi en su totalidad, historias que ya nos habían contado, o secuelas y personajes que por nostalgia nos harán correr a la sala: Kong, Logan, Power Rangers, La bella y la bestia. Además de que en un par de semanas llega la quinceava entrega de Rápidos y furiosos.
Es importante señalar que por estos días salieron avances (sinceramente no sé si son teasers, si son el avance número 636) de La liga de la justicia y de la nueva saga de Spiderman, esta última película que al paso que va, para el 2030 ya habrá sido protagonizada en menos de tres décadas por unos cinco actores. Tampoco he visto estos avances pero no es nada personal, simplemente no me los he topado y desde el bodrio de Suicide Squad, quizá la peor película que vi en el 2016, quise tomar distancia de este género. El hecho de que durante el año pasado cada dos o tres meses estrenaran una película de superhéroes (Capitán América, Batman vs. Superman, Deadpool, X-Men: Apocalipsis, Doctor Strange) me llevó a no querer ver estas últimas dos. Por cierto, para mí, Deadpool es la única rescatable del grupo, y su gracia radica en que no se toma en serio. No pretende ser más de lo que exactamente es, una película del género que buscó –y logró– romper con todos sus estereotipos explotados hasta el cansancio, algo parecido a lo que ocurrió con Ant-Man y Guardianes de la Galaxia, también bien logradas pero bueno, eso es tema para otro día.
En fin, chequé la cartelera y me llegó esta sensación de que prácticamente todo lo que sale en el cine últimamente son remakes de medio pelo que buscan más aludir a la nostalgia de su audiencia –y de paso ser incluyentes con calzador– o precuelas y secuelas de entregas, que por su propio bien, debían dejarse morir. Pensé que estaba exagerando pero realicé una fugaz y efectiva investigación de nueve segundos en Google, donde busqué “películas 2016” y el navegador como primer resultado te muestra las que, creo, fueron algunas de las entregas más esperadas/reconocidas del año.
De las 51 películas que se muestran, 17, la tercera parte, son precuelas o secuelas: Rogue One, Capitán América Civil War, Batman vs Superman, Buscando a Dory, X-Men: Apocalipsis, Día de la independencia, Star Trek, Animales Fantásticos, Kung fu panda, Jason Bourne, El conjuro 2, Alicia a través del espejo, Tortugas ninja 2, Avenida Cloverfield 10, La era del hielo 6, Now you see me 2 y Zoolander 2. De la lista hay unas entregas que, sinceramente, si no salen a la luz no pasa nada, el mundo sigue girando como si nunca hubieran existido, pero todo sea por el rendimiento económico y lucrar con la nostalgia de la audiencia. Tal es el caso de Zoolander 2, Buscando a Dory, Día de la independencia 2, Animales fantásticos y Now you see me 2. La única precuela a la que le encontré justificación, además de cumplir en su manufactura, es Rogue One. Mención aparte también a Avenida Cloverfield 10, secuela de Cloverfield que con un buen manejo de la tensión y un John Goodman impecable logra entregar una digna segunda parte de su propia historia.
Aquí quiero hacer un paréntesis para hacer más evidente mi punto. ¿Han notado de qué tratan las últimas entregas de Pixar?, ¿o las que se aproximan? Después de Toy Story 3, en el 2010, se lanzaron Cars 2, Monsters University y Finding Dory, las otras tres entregas desde entonces fueron Inside Out, Brave y The Good Dinosaur. O sea, de las últimas siete películas de la casa animadora más importante de nuestra generación, por lo menos cuatro son precuelas o secuelas. Y ojo, de las otras cuatro películas que vienen en puerta, tres son continuaciones: Cars 3, Los increíbles 2 y Toy Story 4. ¿De verdad es necesaria una tercera parte de Cars?... ¿no habíamos cerrado el ciclo de manera digna con Toy Story 3? Y ojo, no estoy diciendo que estas películas que se vienen vayan a ser malas, quizás hasta sean buenas, ojalá, ¿pero es necesario seguir echando mano de ellas?, ¿ya no hay de dónde contar historias nuevas?
Ratatouille y Wall-E, que fueron puestas en cartelera una tras otra entre 2007 y 2008, son sin ningún inconveniente unas de las mejores películas de todos los tiempos, de esas atemporales y que de verdad no viene al caso la edad de las personas que la ven, mucho menos si es animada o no. En Ratatouille no hay villanos, no hay ningún malo, el “antagonista” (el crítico culinario) se termina dejando vencer por el amor y la autocrítica que despiertan en él gracias al arte. Wall-E fue otra de las cúspides creativas de Pixar y con Inside out, tras las intrascendentes Cars 2, Brave y Monsters University, la empresa volvió a arriesgarse abordando de manera sencilla temáticas tan complejas como las emociones y el razonamiento humano, y les salió. ¿Por qué este afán de continuar con historias que ya fueron, y que ni siquiera nadie pidió? Obvio la pregunta es retórica, todos sabemos que es la forma más sencilla de hacer dinero, y no satanizo este objetivo pues una compañía como tal vive de esto, pero con qué facilidad y con qué fórmulas tan genéricas y ya vistas hasta el cansancio se ganan a la audiencia.
En fin, volviendo a la lista de esas 51 películas también aparecen remakes como El libro de la selva, La leyenda de Tarzán y Ghostbusters... creo que ya demostré mi punto. Entregas que nadie pidió, que nadie necesitaba realmente, totalmente olvidables pero que llenaron las arcas, el resto es lo de menos.
Y mi crítica es que está bien, todos sabemos que al final del día el cine es una forma de entretenimiento, pero quizá sea momento de exigir entregas de calidad, o por lo menos otro tipo de propuestas, de lo contrario esta formulita de remakes, precuelas y secuelas que no cuentan ni aporta nada nuevo va a continuar a la alza. Se me viene a la mente justo ahora el lanzamiento de Trainspotting 2, o el reboot que quieren hacer de la trilogía de Matrix, ¿son necesarias? No, ¿las casas productoras van a lograr recuperar su inversión cinco o seis veces por estas películas? Totalmente, y eso es lo que importa al final nada más, la lógica del mercado. A mí el cine me gusta mucho y esto me molesta como espectador porque nos estamos conformando con cualquier cosa, con cualquier tipo de entretenimiento.
En fin, lo que quiero decir es que es momento de evaluar nuestro papel como audiencia, como espectadores, porque tan sólo con no pararte en la sala ni pagar tu entrada para ver LA SEXTA PARTE DE LA ERA DE HIELO estas contribuyendo para todo ese entramado detrás de la producción de películas no se realice, porque no proponen nada, porque son más de lo mismo. Si eso pasa, las productoras al no ver ganancia, tendrán que proponer cosas nuevas en aras de retomar el interés de su audiencia. Sí, mi conclusión es simple y llana, pero es tan sencilla como eso.
*Es importante señalar también las buenas propuestas que se lanzaron en el 2016, como Arrival, The Witch, Hateful eight, Youth, The nice guys, Neon Demon, The renevant, Spotlight, Saul fia, Sing Street, The big short, The room, Julieta, entre muchas otras que seguro estoy olvidando o que simplemente no pongo aquí porque las siento más del 2017 que del año anterior, como Nocturnal Animals, La la land o Hell or highwater. Y ojo, todo el tiempo estuve hablando más que nada del cine hollywoodense, por si andabas pensando en esa circunspecta película checa del año pasado que te gustó mucho.