
“... Más allá de contar algo, por lo menos, yo busco escribir para interpelar”.
Entrevistamos a Martín Carvalho Blanco, estudiante de movilidad argentino y un apasionado por la escritura, la geopolítica, la música y, como marca registrada de aquel país sudamericano, el fútbol.
Martín Carvalho Blanco o “negro”, como lo apodan de cariño desde pequeño en su natal Quilmes, ciudad perteneciente a la Gran Buenos Aires en Argentina, actualmente cursa varias de las materias que conforman el programa académico de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. De manera indistinta, Martín toma clase entre compañeros de segundo, tercer o cuarto año.
Esta oportunidad, anhelada y buscada por él mismo, se la ganó no sin una dosis de suerte: durante el año pasado, impulsado por su espíritu aventurero, se decidió por participar en Jóvenes de Intercambio México-Argentina, un programa de movilidad estudiantil que forma parte de un convenio en el que participan varias Universidades de cada país de América Latina. En este esfuerzo, México dispone de la Universidad Autónoma de Sinaloa y la Universidad Autónoma Metropolitana, mientras que la nación argentina hace lo propio con la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Quilmes. Ésta última, alma máter de Martín, donde estudia la Licenciatura en Comunicación Social.
Tras participar en la convocatoria y quedar en segundo lugar en orden de méritos, le correspondió al joven ganador del primer puesto seleccionar su destino. Este se decantó por la Ciudad de México para fortuna de nuestro compañero sudamericano pues, como él comenta, no sin dejar escapar una sonrisa con un deje de picardía, “quería venir a un destino con playa, un destino más costeño”.
Al rioplatense, la ciudad de Mazatlán –que nunca había visitado y de la cual tenía pocas referencias– lo ha recibido con hospitalidad y de forma amena y cálida. Martín comenta, tras casi dos meses de residir en el puerto sinaloense, que el destino le ha parecido tranquilo, lejos del estado de alarma que se proyecta en torno al mismo en los medios de comunicación; no obstante, señala que seguramente en las zonas serreñas del Estado el narcotráfico debe de jugar un papel preponderante en la vida de los sinaloenses, prácticamente como el de un Estado paralelo al Estado Mexicano, al que uno le cede sus libertades individuales. Este comentario es tan sólo una pincelada de una de las mayores pasiones de Martín, de la que charla con vehemencia y conocimiento de causa: la geopolítica.
“…Y ahí empecé a articular todo, las ganas de viajar, del futbol, las ganas de escribir, de generar un mensaje… de tener un significado, de hacer algo por uno y por los demás”.
Martín, a sus 26 años, es un trotamundos. Ha visitado cada país de Latinoamérica entre dos y cinco veces, así como ya recorrió buena parte de Europa y ha estado en Australia, Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos y la Ciudad de México, entre otros destinos. Recientemente se perdió las fiestas carnestolendas de Mazatlán por conocer las playas panameñas en compañía de sus amigos.
Aunque de manera predilecta nuestro entrevistado prefiere viajar, como comúnmente se le conoce, de “mochilazo”, ya sea en compañía o solo, él sabe que la plata nunca está de más a la hora de aventurarse en nuevos lugares. Por ello, desde los 20 años, Martín había venido trabajando como mecánico-electricista en la planta cervecera más grande de Argentina, la Cervecería Quilmes. Este sustento económico, así como el apoyo y el aliento de sus padres por el hábito del viaje constante, es de lo que se ha valido el sudaca para haber pisado ya cuatro continentes. Eso y su pasión por el futbol.
“Para mí Estudiantes, primero que es mi vida, fue el disparador de viajar. Yo empecé a viajar por Estudiantes”.
Martín es un enfermo de Estudiantes de la Plata, un equipo de futbol que juega en la Primera División de Argentina y cuya fanaticada heredó de su padre, otro hincha acérrimo del club, quien desde que El negro fuera pequeño le inculcó que al equipo de los amores hay que ir a apoyarlo a todas partes. Esta máxima motivó a Martín, desde temprana edad, a buscar sus propias fuentes de ahorro para montarse en autobuses cuyos traslados duraban por lo menos doce horas, todo con la finalidad de vitorear a los pincharratas ahora en Ecuador, ahora en Chile, ahora en Colombia o cualquier otro país de Sudamérica.
Tal ahínco le brindó a Martín, lo que él asegura, fue el día más feliz de su vida: el 15 de julio del 2009, cuando, en compañía de su padre, hermana y amigos de toda la vida, vio proclamarse campeón de la Copa Libertadores a Estudiantes de la Plata en el Estadio Mineirao, de Brasil, contra Cruzeiro, equipo que prácticamente jugaba de local.
El negro canalizó este contacto constante con otros lugares y personas en la escritura, actividad desde donde, además de crear cuentos, se dedica especialmente a la composición de la “crónica no ficción”, un género periodístico-literario en el que se narra un hecho real o histórico con tintes dramáticos y ficticios. Martín menciona a Rodolfo Walsh, escritor y periodista argentino desaparecido durante la última dictadura argentina en marzo de 1977, como uno de los principales exponentes de este estilo literario.
La música, otra de sus pasiones.
Antes de estudiar la Licenciatura en Comunicación Social, Martín, a sus 18 años, se había decantado por prepararse en el área de la producción musical, otra de sus pasiones; sin embargo, debido a que el trayecto desde su hogar hacia el lugar donde estudiaba la profesión era muy largo y cansado, tuvo que desertar.

A pesar de ello El negro por ningún momento ha perdido su amor por la música. Prueba de ello es que el espacio propio –recientemente abierto– donde publica sus análisis geopolíticos, lleva por nombre https://puedefusilartehastalacruzroja.wordpress.com, mote sacado del título de una de las canciones de la que, comenta Martín, es quizá la banda más representativa y masiva de Argentina: Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
En el link podrán adentrarse un poco sobre las lucubraciones políticas –y hasta ideológicas– de Martín, aunque aún se estarían perdiendo de algunas de las características que rápidamente emanan de él en persona, como su gran camaradería y pronta sonrisa.
risa.